Las chicas son guerreras


Creo que Nynaeve se ha metido en mi cerebro. Hoy publica en su blog que no soporta los buenos deseos para el año nuevo. Yo andaba rumiando algo semejante, no sobre los buenos deseos en sí, sino sobre la felicidad preceptiva y vacía de estas fechas.

La verdad es que esos "anímate, es navidad", "venga mujer, que es navidad", "la navidad es tiempo de amor y felicidad"... me irritan, me soliviantan y me exasperan. Y no sólo por tratarse de una fiesta religiosa que no comparto. Es que no es usual que nadie te salude con un "felices días" o se despida con un "felices noches", pero en esta quincena las palabras más pronunciadas o escritas son "feliz navidad", "felices fiestas" y "feliz año nuevo", como un mantra social irreflexivo.

En catalán, igual que decimos "bon dia" y "bona nit", lo normal es desear "bon nadal", "bon any" o "bones festes". Yo prefiero ese tono moderado, porque creo que los buenos deseos deben ser cotidianos, sin tanto melodrama ni alharaca. No soportaría un mundo en el que a cada momento me empujaran de ese modo a la felicidad, por muy buenos deseos que hubiese detrás. 

Quizás por verlos como persistentes en el tiempo, no tengo para los demás ningún deseo que no tenga en cualquier época del año. Pero en lo que respecta a las pretensiones y empeños egoístas, aunque yo nunca he sido de ponerme metas y mucho menos de las inalcanzables, sí que aprecio el simbolismo de las fechas y los puntos de partida, los cambios de estación o de año, las mudanzas, los inicios, cualquier variación de lo cotidiano (como estrenar una pluma o regresar a casa después de un viaje), que me ayudan a establecer un hábito o tomar una decisión. 



Para este año recién estrenado, mis intenciones mundanas son cosas como repetir mi huerto balconero, pero con los tomates colgantes en viejos bidones de pintura y con las lechugas y hierbas aromáticas en un canalón a suficiente altura para que mi perro no se las coma (como ha pasado este año, que únicamente ha respetado tomates y pimientos; no imaginaba yo que los boxer-pitbulls gustaban de las lechugas). Añadiré las espinacas.

Y donaré un mínimo de 100 libros de mi colección a la biblioteca municipal. Hace ya tres años de la última vez y creo que vuelve a tocarme. A bote pronto entre ellos estarán "La crisis ninja y otros misterios" de Leopoldo Abadía y "La verdadera historia del club Bilderberg" de Daniel Estulin. (Mi biblioteca acepta donaciones en especie y, si las obras no interesan por la razón que sea -estado de conservación o demasiados ejemplares-, hay un gran expositor de libros libres en el vestíbulo, del que un@ puede servirse a placer). Y aprenderé cómo narices funcionan los feeds, los retwitteos, los feevys y todos esos palabros que ando descubriendo, y meteré más la mano en la plantilla del blog.

En cambio, no hay novedad en cuanto a mis intenciones trascendentes, así que voy a tener la desvergüenza de apropiarme del deseo de Nynaeve: que siga siendo ella.




8 comentarios:

Nynaeve ha dit...

Ese deseo final es que yo siga siendo yo, o que tú sigas siendo tú :D

Jejeje... me ha gustado tu post, sobre todo lo del huerto ese, me tienes que contar más, me parece una pasada :D

Tirita ha dit...

Eso, eso!!! que siga siendo ella!!

Je je, y de paso a ver si te copia la idea de donar 100 o 150 libros que pueblan sus estanterías, cajones, y todo rincón que tenga nombre, a alguna biblioteca!!!!

jaja. Saludos, y aunque eso de los deseos en fechas señaladas sea muy tópico, salud, suerte, y que seas feliz tanto como se pueda.

Anna ha dit...

Lo dice clarito. Es tu deseo el que copio. Que sigas siendo TÚ.

Al final vamos a tener que abrir ese blog de cocina, jardinería y tareas del hogar. Podría llamarse "Quemando tortillas, geranios y plumeros"

Anna ha dit...

¡Que lo seamos Tirita!

Lo de los libros tiene que ser autoconvencimiento o necesidad. Es durillo, pero una vez que empiezas y ves los beneficios y, sobre todo, pierdes el miedo a no tener a tus amigos en la estantería, ya es pan comido.

Nynaeve ha dit...

Me he saltado esa buena intención ¡¡¡aposta!!! y no, no pienso hacerlo... a no ser que alguien me convenzca con "mejores razones" :D

Nynaeve ha dit...

@Anna (el otro era para @Tirita)

Pues un blog de esos mola, sobre todo cuando se hace entre varios, porque así es como una casa de esas de vacaciones de "multipropiedad"...

:D

Doctor Odio ha dit...

Es que eso de celebrar por decreto no es algo natural; diré más: es inhumano. Pero no sólo la Navidad: los cumpleaños, aniversario de bodas, etc.

Hace tiempo que no conmemoro ni celebro ni festejo nada de nada. Siempre habrá alguien que me acusará de celebrar la no celebración (en las encuestas, si no estás en un sitio estás en otro, pero no fuera, que es lo que uno quisiera). En fin, que como no celebro eventos, me queda mucho tiempo para divertirme.

Yo también suelo donar libros a bibliotecas o regalar a amigos. A veces hay una especie de fetichismo con los libros que no es más que una dependencia enfermiza, una forma de inseguridad (no estoy generalizando, y posiblemente me equivoco, como casi siempre, pero es lo que pienso). Si se trata de bibliotecas pequeñas o en sitios de confianza no hay problema, pero si van a donar a una biblioteca pública grande, tengan la certeza de que esos libros los aceptan con la condición de que figuren en sus estanterías. Lo digo por experiencia propia y ajena en bibliotecas de grandes ciudades: muchas veces, por no tomarse la molestia de catalogarlos, los meten en un cajón donde colocan un rótulo con la palabra “donación”, de tal forma que todo el que pase por allí pueda tomar lo que quiera. Esto está bien si los que ofrecen los libros se avienen a ello, pero si lo que desean es que sus queridos libros puedan vivir en alegre poligamia y que muchos lectores accedan a ellos, aunque sólo sea en forma de préstamo, deberían aclararlo con la biblioteca en cuestión. Yo he visto en “donación”, por ejemplo, la “Óptica” de Newton -editado por Alfaguara, descatalogado, prácticamente nuevo y muy difícil de encontrar-, cuyo uso compartido sería más racional.

Qué envidia me dan esos tomates, con lo que me gustan: la mayoría de los que venden en las tiendas ni siquiera huelen a tomate. Corríjame si me equivoco pero creo que los tomates, hablando estrictamente (o sea, botánicamente), quedan dentro de la categoría de las frutas, no de las hortalizas.

Anna ha dit...

Buenas tardes Doctor Odio.
No quisiera yo liberarme totalmente de ese fetichismo "bibliofílico". En realidad, no quiero liberarme de ninguna de mis filias, sólo busco mantenerlas bajo un cierto control. ¡Ah! y antes de que se me olvide, yo tampoco soy admiradora de Ángel González, pero disfruto de algunas de sus palabras:

A veces
Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.

Por lo que yo sé, los términos "hortaliza", "fruta" y "verdura" son puramente gastronómicos, no botánicos. En botánica los tomates son el fruto de una planta de la familia de las solanáceas. Concretamente el tomate es una baya como la uva, el aguacate, la berenjena, el melón o el pimiento.
¿Conoce la sentencia Nix vs Hedden de 1893? La ley de aranceles USA de aquellos años exigía que las verduras importadas pagaran impuestos, pero no así las frutas. Dada la indefinición botánica y tras el estudio de las definiciones en diversos diccionarios, el tribunal decidió por unanimidad que el tomate fuese considerado una verdura y no una fruta "en base a la forma en que se utiliza y a la percepción popular". Estos juicios no son tan extraños. En 2003, en Toy Biz vs United States, el Tribunal de Comercio Internacional determinó que las figuras de acción como los X-men y los superhéroes de Marvel, eran juguetes y no muñecas (y sus aranceles se redujeron a la mitad). Lo mismo sucedió en 1993 con la distinción entre pernos y tornillos. Hay que ver lo que los impuestos son capaces de hacer por el diccionario ;)