Hacer ejercicio es bueno para la salud


Una mujer corre por el desierto. 
Una voz en off dice: "Si corres cuando hace calor dicen que estás loca". 
Varias personas se asoman desde las ventanas de sus casas, abanicándose.
La mujer corre bajo la lluvia. 
La voz en off dice: "Si corres bajo la lluvia dicen que estás loca". 
Desde dentro de un coche un hombre la mira pasar.
La misma mujer corre mientras anochece. 
La misma voz en off dice: "Si corres cuando hace frío dicen que estás loca". 
La gente se resguarda del frío en los comercios a su paso.
Voz en off: "Sin embargo, los que están encerrados... son ellos".
CAMPAÑA NIKE 2000

El ejercicio democrático es un componente vital del estado de derecho. Su práctica puede hacer por nuestro bienestar lo que no podrían alcanzar millones de políticos. Favorece los buenos hábitos y es un buen hábito en sí mismo.

Las personas que lo han adoptado como estilo de vida generalmente duermen mejor, tienen menores ansiedades y tensiones, están prácticamente inmunizados contra el totalitarismo y desarrollan un sentimiento de utilidad a la comunidad.

Está demostrado que el hábito del ejercicio democrático alarga y mejora nuestra calidad de vida, porque reduce el riesgo de contraer enfermedades del sistema como son la plutocracia, la oclocracia o la partitocracia.

Además, mantiene la flexibilidad de opiniones, estimula el sentido crítico y es beneficioso para bajar la tensión y los niveles de insatisfacción populares. Así mismo aumenta la producción de endorfinas relacionadas con la contribución a la sociedad y retrasa la calcificación y el enquistamiento de cualquier órgano.

Para iniciarse en el ejercicio democrático no importa tanto la meta, como la determinación de alcanzarla. Pero por supuesto, nada es mágico, y para lograrlo además de tesón y constancia, es necesario tomar algunas medidas:

1. Hacerse un chequeo, con objetividad, con autocrítica, revisando el historial sin dejarse ningún detalle y valorando la situación actual para conocer realmente el punto de partida.
2. Fijarse un objetivo. Si el camino a recorrer es largo, dividirlo en pequeños tramos.
3. Desarrollar una rutina de entrenamiento.
4. Compartir la experiencia con otros compañeros.
5. Registrar los progresos por mínimos que sean.
6. Festejar los éxitos y aprender de los fracasos.
7. Dejar a un lado las excusas.
8. Nutrirse e hidratarse y practicarlo al aire libre, siempre que sea posible.

Las principales excusas para abandonar el ejercicio democrático son "la falta de representatividad", "la separación entre la élite reducida de la clase política y la sociedad civil", "los vacíos de legitimación" , el "sedentarismo conformista" y "la manipulación de opiniones".

Es universalmente conocido que el derecho al ejercicio democrático sistemático ha costado y cuesta las vidas de muchos luchadores por el mismo. Está en nuestra mano no adormecernos con los pocos éxitos alcanzados.

El ejercicio democrático frecuente suele funcionar mejor que el adiestramiento pasivo sin esfuerzo realizado cada cuatro años. Practicado de manera regular, fortalece la musculatura que sostiene el mundo en el que deseamos vivir. Nunca es demasiado tarde.

Los resultados deben ser valorados siguiendo criterios objetivos. Si una convocatoria a 48.000.000 de personas únicamente logra reunir a 55.000, puede considerarse un éxito. Si una convocatoria a 48.000.000 de personas únicamente logra reunir a 33.000, puede considerarse un éxito. En cambio, si una convocatoria a 700.000 personas logra reunir a 200.000, puede considerarse un fracaso.