Los medios nacionales se ponen en marcha. Los titulares no dejan lugar a dudas: "Una marroquí embarazada pierde a su hijo tras recibir una paliza", "Aborta tras una brutal paliza recibida por no llevar velo", "Más que una agresión". La opinión pública toma partido. El veredicto popular es el que se espera.
El 14 de octubre, Saadia Hakim, M. F. y A. F. (primero identificados como dos hombres marroquíes, después como matrimonio) mantuvieron un altercado. Saadia los denunció a la Guardia Civil que les tomó declaración. Nueve días después, fue atendida en el Hospital de Tomelloso por un aborto (estaba embarazada de mes y medio), denunciando tres días más tarde ante la Guardia Civil que el aborto había sido provocado por la agresión.
Sin embargo, el marido de la denunciante aseguraba que la agresión no tenía nada que ver con el velo, que fue por "otras cosas" y que la Guardia Civil "debió entenderla mal, porque ella estaba muy nerviosa".
El informe forense desmentía que el aborto fuera consecuencia de los golpes, ya que "el sangrado comenzó aproximadamente 15 días antes de la agresión, y durante la misma, no se produjeron lesiones en la zona abdominal que pueden justificar el resultado, por lo que debe considerarse como una aborto espontáneo". En él consta que la mujer presentaba "dolor en la región cervical y cara". Ni lesiones, ni hematomas, ni arañazos, ni abrasiones, ni ningún signo que corrobore la "brutal" paliza.
El abogado de los denunciados afirma que, "fue ella la que se puso a gritar a mi cliente hablando en árabe y le dio en la cabeza con la bolsa de la merienda de su hijo y le tiró de los pelos". Y que parece la típica "denuncia falsa".
Saadia aseguró el viernes que había retirado la denuncia tras arreglar el conflicto de manera amistosa.
Todo indica que la mujer ni recibió una "brutal" paliza, ni fue agredida por no llevar el velo islámico y ni siquiera sufrió un aborto como consecuencia de los golpes.
¿Reflejarán algo de esto los medios siempre tan dispuestos a la crucifixión pública? Salvo las honrosas excepciones de LA NUEVA ESPAÑA o EL MUNDO, apostaría a que no.
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