Rectificación sobre la Audiencia Nacional

Dos rectificaciones sobre mi post El reparto de causas de la Audiencia Nacional.

En él aseguraba que "los casos que llegan a la AN se entregan al juez que está de guardia cuando se hace una operación policial". Y así era hasta hace poco. A finales de septiembre la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional aprobó una modificación según la cual "la fecha de comisión de los delitos que se investiguen en la Audiencia Nacional determinarán la competencia de un juzgado con exclusión de los demás [...] una serie de reglas concretas de asignación de asuntos por razón de la materia" y cuando no sea posible conocer la fecha, se utilizará un programa informático para "asignar la causa en función de criterios objetivos y con el objetivo de que cada juzgado asuma el mismo número de asuntos cada mes". Me encanta este párrafo:
Esta iniciativa da cumplimiento a uno de los compromisos adquiridos en su toma de posesión por el presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes, que apostó por incrementar "la transparencia en la actuación de los órganos judiciales para conseguir la confianza de los ciudadanos".
También culpé a Garzón por extraditar a los piratas en contra de la opinión de los expertos en secuestros. Y no, fue el gobierno el que pidió dicha extradición.
La Abogacía del Estado, por orden del Gobierno, denunció ante el Juzgado Central de Guardia de la Audiencia Nacional a las 2.20 del pasado 4 de octubre el secuestro del atunero vasco Alakrana, para judicializar la situación del buque y poder llevar a España a los piratas capturados en el Índico, según han informado fuentes de la Fiscalía y de Justicia. [...] Cuando la denuncia se presentó, ni la Abogacía del Estado ni el juez Baltasar Garzón [...] sabían que los piratas estaban ya capturados.[...] El juez y el fiscal supieron la hora exacta de la captura cuando los piratas fueron entregados en España.
Pido disculpas al sr. Baltasar Garzón, pero es que soy tan ilusa que aún (a veces, cada vez menos) creo en la separación de poderes y en la autonomía del poder judicial.

¡Tonta de mí!