Habrá que aprender a comprar. Haremos un menú y utilizaremos un presupuesto. Compraremos más a menudo y si es posible, directamente, sin intermediarios: fruta y verdura, pescado, huevos... Consumiremos marcas blancas y productos de temporada. Aprovecharemos las ofertas, los descuentos y los cupones. Iremos más al mercado y menos al hipermercado. Cambiaremos de dieta, aumentarán las legumbres secas y disminuirán la carne y el pescado. Compraremos envases mayores y pollos sin despiezar. Reduciremos los embalajes y envases. Los caprichos serán poco habituales.
Habrá que aprender a cocinar. Desempolvaremos la olla a presión. Reciclaremos e inventaremos recetas con sobras para no tirar nada. Volveremos a amasar pizzas y empanadas. Se tendrán menos remilgos con los menudillos. Redescubriremos como alargar un guiso, como hacer rendir un asado y cómo engañar un estofado.
Habrá que aprender a conservar. Desperdiciaremos menos comida y compraremos más cantidad cuando el precio lo valga. Rallaremos el pan duro. Congelaremos y encurtiremos. Tendremos una despensa con los alimentos básicos. E incluso un huerto aunque sea en la ventana.
Y nos despediremos de las servilletas de papel y de los mil y un gadgets. Y seremos más libres.
1 comentarios:
No debe estar muy lejos eso que dices, porque gran parte de lo que hablas yo ya lo he empezado a poner en práctica.
Aunque más que por economía ha sido por el tener una cocina y espacio dónde guardarlo.
Luego lo de el ecoconsumo pues que empezamos un grupo este año. En cuanto seamos 15 (vamos para 10 y con algo más de peña interesada).
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