Voy a visitar al sr. Roca

La fábrica Roca se instala en Viladecans-Gavà en el año 1917. Es casi un municipio entre ambos, con viviendas (el Poblado Roca), colegios, hospital, economato, piscina, centro cultural, etc.


En julio de 1976 los más de 4500 trabajadores de la fábrica, convocan unas elecciones y eligen a una asamblea de 43 delegados que los representan a ellos y no al sindicato franquista CNS. En septiembre designan un comité de 15 delegados y Roca acepta a 5 de ellos para negociar el nuevo convenio (en el que las reivindicaciones van más allá de las mejoras económicas y laborales). Ante las diferencias en la negociación, se convoca un paro de 24 horas para presionar a la empresa. Ésta despide entonces a la mayoría de los delegados, por lo que la asamblea decide convocar una huelga indefinida hasta que sus delegados sean readmitidos. No fue una huelga económica, las condiciones de trabajo eran muy duras y las enfermedades como la silicosis o el asma eran comunes. Fue una huelga por dignidad, para lograr derechos laborales que no existían. (Para más información véase por ejemplo Luchas autónomas en la transición - 3ª parte).

Me cuentan que Roca buscó la huelga porque tenía mucho stock. Que en las asambleas de 3.000 personas se votaba a mano alzada. Que "mossèn" Celestino se encargaba de guardar el dinero de la caja de resistencia (que recaudaron casi 12 millones de pesetas de la época) y que les abría la iglesia del poblado Roca para sus reuniones (o se iban a plena montaña y patrullaban para evitar que les pillara la policía). Que las mujeres (que entonces no trabajaban en Roca) tenían el mismo derecho que sus maridos a votar en las asambleas, que se organizaron para recoger dinero, para repartir ayudas, para apoyar las movilizaciones. Que funcionaban tres grupos de trabajo: el que recaudaba, el que estudiaba las necesidades de las familias y el que distribuía el dinero (sólo para comida y medicinas).


Me hablan de la violencia de estado, de las barricadas montadas en los accesos al Poblado Roca, de cómo la policía utilizó fuego real contra los trabajadores, ametrallando sus casas, de los atentados con explosivos de grupos de la extrema derecha. De que recibieron ayuda y apoyo de estudiantes y asociaciones de vecinos, y de que la información sobre el conflicto llegó a Libération o la BBC, mientras que los medios, los partidos y los sindicatos españoles (no sólo el CNS, también CC OO y el resto, excepto la CNT) nunca mencionaron las causas de la huelga o la organización de los huelguistas.

Después de casi 95 días, en enero de 1977, se celebró el juicio en magistratura, y se declararon improcedentes los despidos (llegaron a despedir a un delegado que se encontraba de vacaciones durante esos días). En febrero, la asamblea votó a favor de volver al trabajo. Entraron a la fábrica entre gritos de "unidad, unidad".

Me dicen también que en la última manifestación convocada en Gavà-Viladecans, asistieron en su mayoría políticos y miembros de la vieja guardia, los protagonistas de la huelga del 76. También participó "mossèn" Celestino Bravo. De los jóvenes, de los afectados, hubo una representación reducida. Que lo ven todo negro después de que el jefe de equipo enviado durante un año a la India para asesorar sobre el funcionamiento de Roca en su nueva factoría, fuese despedido a su regreso. Que piensan que de todos modos van a cerrar y que lo que conviene es alargar el tiempo que la empresa permanezca abierta.


Me explican también que cuando firmaron el ERE actual, la empresa les pidió los teléfonos de contacto, ya que los trabajadores deben estar localizables. Uno de ellos salió diciendo que no había dejado el móvil, porque pensaba irse de vacaciones (tenía contratado un crucero pagado con un crédito). Ante las observaciónes de que era un ERE y no vacaciones, de que así les daba excusas para echarlo a la calle, de que cómo se le ocurría pedir un crédito en la situación actual, de que lo que había que hacer era movilizarse y luchar por sus derechos, su respuesta fue: "Me da igual, yo no me quedo sin vacaciones".

2 comentarios:

Nynaeve ha dit...

Muy ilustrativo de lo que nos hemos convertido. Por eso siempre digo que es cuestión de hambre. Sin hambre parece que no hay nada que hacer...

maxchufa ha dit...

¿Sabes? Uno de los delegados era mi padre. Me acuerdo jugando con otros nños frente a la fábrica, en la explanada de poblado Roca, mientras nuestros padres pedían apoyos en la carretera. De los grises, las pelotas de goma, las amenazas, la tienda quemada o los guerreros de Cristo Rey.

Es una pena que olvidemos tan rápido los orígenes, la historia y que sólo funcionemos a hostias.
Después de todo eso, resulta que en las municipales en Viladencans sale un concejal de ultraderecha del partido de Anglada.

Una pena, por no decir una mierda.

Un saludo.